El proyecto partía de un local totalmente diáfano, sin instalaciones ni acabados, que fue transformado en una farmacia moderna y funcional. 

Además de incorporar materiales y acabados de alta calidad, uno de los elementos más representativos es la fachada con grandes cristaleras, que aporta luminosidad y una imagen atractiva hacia el exterior. 

El gran reto fue el cumplimiento de plazos ajustados, algo esencial para la apertura del negocio. Gracias a una planificación rigurosa y a la coordinación de todos los gremios, el proyecto se entregó incluso antes de lo previsto, garantizando al cliente una inauguración sin contratiempos.